piiiiiiiiiiiiip
A ver,
querida mía,
¿querrías hacerme el favor de dar alguna señal de vida si es que quedamos en hablarnos a cierta hora de cierto día para hacer algo, en vez de desaparecerte dejándome a merced de mi paupérrima capacidad de improvisación, un sábado a todas luces menguado por la promesa de la derrota?
¿podría ser?
Estoy flaca y emputecida
de noche perra y fría ¿no ves?
¿no ves mi alerta meteorológico?:
-hay una fuga de gas
en la cocina que mamá me regaló
para pasar el invierno aullando
en un sótano-.
Igual, no te preocupes,
el gasista miente,
el alerta meteorológico miente
y mamá no miente, a veces exagera.
Pero vos,
¿podrías hacer sonar la maldita matraca?
Un tubazo, un tubazo alcanza.
Pero por favor, no me dejes hablando sorda
de decirme la verdad a toda costa.
de decirme la verdad a toda costa.
Llamame-no-seas-mala.
Llamame aunque sea para decirme que a vos también.
Llamame y decime que a vos también te acobarda la noche
como si tuvieras cuatro años
y durmieras sola
en un burdel
en un burdel
de la frontera.
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